viernes, mayo 09, 2008

La mente enjambre

Hoy he encontrado este artículo en Kotaku básicamente se trata de un juego que presenta en modo de puzzle proteínas y hay que retorcerlas hasta que sus bases encajen en patrones 3D que cumplen ciertas normas.

Si queréis saber más sobre el "doblado de proteínas" pinchad aquí

Lo que me fascina es precisamente que lo que un ordenador tiene dificultades para hacer, a nosotros nos puede resultar sencillo gracias a la "intuición".

No solo la idea de usar multitud de gente para resolver este problema es hermosa, no solo presentar el problema como un videojuego es hermoso, son las derivaciones de esto lo que me fascina.

Si puedes explicar las bases para una operación tan compleja como el "doblado de proteínas"
como un videojuego, ¿que nos impide enseñar muchas más materias?

De hecho se me ocurre un simulador tipo Sims / Civilization que pueda guiar al usuario por muchos otros conceptos de psicología, sociología...

¿Que tal un Harvest Moon que enseñe fitotécnia?

¿Un Phoenix wright que enseñe edafología donde según las pistas que nos dan los análisis, las fotos y demás factores debamos descubrir las propiedades del suelo?


¿Un pokemon que nos enseñe Botánica, Biología o Entomología? No es más útil saber que plantas pertenecen a la familia de las Rosaceas que saber que Roselia evoluciona a Roserade.

Pero Pokemon es más divertido que el Bonnier

Este es el reto de mi generación, dejar un legado que haga que la próxima generación pueda usar estos recursos y aprender disfrutando.

jueves, mayo 08, 2008

Uanohfai

La diferencia entre Dublín y París no es solo el idioma que se oye por la calle.

No son los monumentos, puesto que sería injusto comparar a cualquier ciudad con París en ese aspecto.

No son los restaurantes, ya que a veces es solo cuestión de gustos y conocer sitios.

Ni siquiera el clima, que es casi idéntico.

La diferencia radica en subir a un autobús a diario y que el conductor no te de ni los buenos días o subir a un autobús y que ademas de saludarte te diga que si hubieses andado al final de la calle el trayecto te hubiese salido por un euro con cinco en lugar de un euro cincuenta.

Los irlandeses y los franceses son tan racistas como podamos serlo los españoles, pero al menos los irlandeses son simpáticos en el día a día.

Me gusta vivir en París pero echo de menos Dublín a veces.