viernes, octubre 07, 2005

El señor de East Point

Con un porte de autoridad , que ya quisieran los tiburones de oficina que le dan de comer o mejor dicho que él permite que le alimenten, con su traje de rayas negras y marrones, su pechera blanca y sus ojos impenetrables, Señor del imperio de la montaña de la rata, El dueño de East point se mueve con su gracia y suavidad naturales.

Desde el más alto funcionario al mas bajo barrendero todos ceden el paso ante el magnífico emperador.

Y yo, humilde españolito en la corte del antiguo basurero, ojeador de ratas y admirador de arañas, le recuerdo como la primera vez que le vi, flaco, triste, inseguro, hambriento de atención y sin aún saber cual era su sitio, cuando no sabía que ya era famoso, que su foto rondaba por todas las esquinas de east point, que se fraguaba su leyenda.

Y sentado comiendo mi bocadillo de "chicken tikka" "prickles" y "egg mayo" se me acerca se sienta a mi lado y se acurruca junto a mi mientras el resto de los mortales le dan de comer.

Su felinidad, Rey indiscutible del hiberniano impero del "call center" extiende sus zarpas blancas y se despereza mientras ejecutivas en minifalda se le acercan como colegialas, rudos obreros del tunel le guiñan un ojo al pasar y jovenes en ropas grunge le sonrien como a un avatar del mismo Cobain.

Pero se sienta a mi lado, se acurruca a mi lado y le oigo ronronear.


Entoces soy el rey del mundo.

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