Hoy he de morir, lo sé
lo sé porque lo han predicho
sus ojos azul profundo
su gran sonrisa y su guiño
el sonar de guadaña
con su peculiar chasquido
"Llegan desde las nubes,
los aromas de la guerra
sangre que derramaré,
el humo de las hogueras
el metal desenvainado
el cuero de las correas,
el polvo que arremolinan
a su paso las carretas
el sudor de los caballos
las botas de vino secas
el oro que gastaremos
en las putas de manuela"
Así cantaban mis hombres
asi lloran en mi pueblo
cuando vuelven de la guerra,
cuando marchan a un entierro
Ceñida la cota aprieta
clavandose al jubón de cuero
y sobre ella el tafetán,
de los colores del fuego,
ondea y trata de huir
del destino de su dueño
El día se torna tarde
de gris se encapota el cielo
y caen las gotas cual llanto
que ya diluviará luego.
Abajo en el valle avanzan
los asesinos a sueldo,
mercenarios de mi rey
para cortarme el pescuezo,
quien para no perder
me va a enviar al infierno.
siete he despachado ya
en nuestro primer encuentro.
Dos de un tajo en un costado
cayeron muertos al suelo
el hacha dejé clavada
en la espalda de un tercero,
desenvainando la espada
otro de un golpe en el cuello
al quinto con mi puñal
degollado he como un cerdo,
por herirme en la muñeca,
con dos cuartas de mi acero
atravesando el pulmón,
le doy las gracias al sexto,
lanzandome como un loco
sin tiempo a sentir el miedo
con puño y puñal en ristre
ajusticio un puñetero.
Muerto esta mi palafrén
de un dardo cruel y certero
amigo que me sacaste
de tantas batallas y duelos
poco consuelo te da
saber muerto al ballestero
pocos hombres encontré
tan fieles y tan sinceros
como este noble animal
que muerto yace en el cieno.
Vuelvo a mi tarea ya
y cuando busco en sus morrales
encuentro de mi rey un sello
en la carta a algún rufian
nombrandole caballero,
si despacha al leonés
y lleva de prueba un dedo.
Malditó tú, te maldigo
soberaro tan rastrero
que has ordenado mi muerte
por estar ciego de celos
Que por pedir mano de ella
mandes matarme en secreto.
La noche se cierra y cae
sepultando siete muertos,
que a mi corcel enterrarlo
es lo menos que hacer puedo.
Por el valle ya se oyen
otros tantos al acecho
con los arcos ya tensados
si algo les queda de cuerdos
sera deshonor marchar
y volver junto a mi cielo
más deshonor es morir
sin cumplir lo que prometo
y a ella le jure volver
por devolver aquel beso,
que me dio antes de partir
junto a su blanco pañuelo.
ya oigo los canes ladrar
oigo la voz de sus dueños
azuzando a la jauría
con sus asesinos perros
tenso ignorado el dolor
un arco de roble y hueso
suelto el dardo hacia una luz,
oigo atravesar un pecho
cuento antorchas dos docenas
apenas diez flechas cuento
no tengo para terminar
ni con los perros sabuesos.
Maldiciendo mi destino
viendo tan cerca mi entierro
Oigo al angel Lucifer
encomendarse a mi empeño
y desde el monte aparecen
dos ríos de lobos negros
que siembran tras de si el campo
de caos y de chuchos muertos
Mato un rufian de una flecha
a otro le he dejado tuerto
malgasto un dardo en un can
y otro mas para su dueño
tres he fallado en la noche
tres más no he de dar por ciertos
sobran las flechas y el arco
llegó el tiempo del acero
De zurda paro un machete
con la diestra tajo el hueso
que le sostenía el menton
al difunto carnicero.
Finto un dardo, otro golpea
rebotando contra el pecho
muerde la anilla el jubón
pero ha salvado el pellejo
Clavo mi daga en el brazo
del cazador que se ha vuelto
y deja caer su ballesta
al rebanarle los dedos
recia cae la lluvia ya
esta apagando los fuegos
y con los gritos del manco
se me vuelven dos aqueros
cubriendome tras un roble
por no ser alfiletero
callo con hierro al truhan
antes de correr bien lejos,
con el carcaj y ballesta
para hacer mas agujeros.
Desde un rincon elevado
a dos Fallo a dos acierto
cambiando de posición
otros tres muerden el suelo
y la docena que queda
se va poniendo a cubierto
Gozaría de quedarme
para eliminar el resto
mas no he de tentar mi suerte
hasta volver a su lecho.
Dos horas mas caminando
dos horas por los senderos
pero no es mañana aún
cuando a su muro me acerco
trepo y sigiloso voy
amparado en el secreto,
llamo su nombre a su luz
agitando el blanco lienzo
comprendo pronto mi error
y en su rostro me reflejo
cuando veo la traición
y esta noche me soy muerto,
tres flechas me han alcanzado
tres han partido mi pecho.
más han dolido sus ojos
delatando al ballestero.
Aqui estoy en camposanto
sin el peso de mi cuerpo
Componiendo esta canción
mientras espero al barquero.
Que me ha vencido mujer
donde no pudo el acero.
Jordania (y V) – Amman
Hace 8 años
1 comentario:
si consigo no bloquearme posteare en un par de dias otro de estos.
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